Estimada conferencia de padres y profesores,
Mi alumna de segundo de preparatoria es inteligente y capaz, pero se esfuerza constantemente por seguir el ritmo de sus deberes. Espera hasta el último minuto para estudiar para los exámenes y luego se queda hasta las 2 de la mañana empollando. Se olvida de los deberes hasta la noche anterior a la fecha de entrega y su mochila es un desastre, con papeles arrugados por todas partes, folletos perdidos y permisos extraviados. He intentado recordarle que empiece antes, pero insiste en que lo tiene todo bajo control. Entonces llega el día del examen y está estresada y mal preparada. Sus notas se resienten y veo que su confianza se resiente. No es perezosa, pero parece completamente abrumada y no tiene ningún sistema para controlarlo todo. ¿Cómo puedo ayudarla a desarrollar mejores habilidades de organización y gestión del tiempo antes de que sea demasiado tarde?
- Agotado en Firestone
Querido Frazzled,
Ha identificado algo fundamental: su hija no es perezosa, está abrumada. Esa distinción es importante porque la solución no consiste en esforzarse más, sino en trabajar de forma más inteligente. La buena noticia es que la gestión del tiempo y la organización son habilidades que se aprenden, no talentos innatos. El reto es que, por preparatoria, ella necesita desarrollar estos sistemas por sí misma, con tu apoyo más que con tu control.
Entender lo que realmente está pasando. El instituto exige un nivel de función ejecutiva que muchos adolescentes no han desarrollado todavía. El cerebro adolescente aún está construyendo las vías neuronales para planificar, priorizar y autorregularse. Es posible que su hija sufra ansiedad al empezar las tareas, que el perfeccionismo le haga evitar el trabajo o, simplemente, que no sea consciente de cuánto tarda realmente en hacer las cosas.
Ayúdale a desglosar el proceso. Muchos estudiantes tienen dificultades porque no saben lo que significa "estudiar". Trabaja con él para identificar estrategias concretas: hacer fichas, reescribir los apuntes con sus propias palabras, enseñar el material a otra persona, hacer problemas de práctica o crear guías de estudio. Cada asignatura requiere un enfoque distinto.
Enséñale a planificar hacia atrás. Cuando tenga que hacer un examen, ayúdale a trabajar hacia atrás desde la fecha del examen. Si el examen es el viernes, ¿qué tiene que hacer el jueves? ¿el miércoles? ¿el martes? Esto podría ser: El lunes repasar los apuntes del capítulo 1, el martes hacer fichas, el miércoles practicar los problemas, el jueves repasar todo. Escríbelo donde pueda verlo.
Introduce herramientas que funcionen para los adolescentes. Una agenda de papel funciona para algunos estudiantes. Otros necesitan soluciones digitales como recordatorios telefónicos, Google Calendar o aplicaciones de productividad. Deja que experimente para encontrar lo que mejor le funciona. La clave está en comprobarlo a diario y utilizarlo de verdad. Empieza poco a poco: anota las fechas de los exámenes y las tareas más importantes durante dos semanas, y luego ve aumentando.
Crea sistemas de organización sencillos. Ayúdale a establecer una carpeta o archivador por clase, un lugar designado para los deberes en casa y una rutina semanal de limpieza de mochilas. El sistema debe ser lo bastante sencillo como para que lo mantenga.
Establezca una rutina de estudio. Trabaja con ella para identificar cuándo está más alerta y concentrada. Ayúdele a dedicar entre 30 y 45 minutos diarios al estudio. Asegúrese de que dispone de un lugar de trabajo constante y relativamente libre de distracciones.
Abordar la procrastinación. A menudo se trata de ansiedad o de no saber por dónde empezar. Ayúdale a identificar el primer paso más pequeño posible. No "estudiar para el examen de historia", sino "abrir el libro de texto por el capítulo 7". Empezar suele ser lo más difícil.
Aproveche los recursos de la escuela. Anímela a utilizar las horas de oficina de los profesores o las tutorías. Los institutos de St. Vrain ofrecen recursos a través de consejeros y asesores académicos que pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar estrategias organizativas adaptadas a sus necesidades.
Modele sin microgestionar. Comparta sus propias estrategias de gestión del tiempo, pero no lo haga por ella. No compruebes su agenda ni le envíes mensajes de texto recordándole cada tarea. Las consecuencias naturales son poderosos maestros, siempre que no sean catastróficas.
El instituto es riguroso y las exigencias organizativas son reales. Pero con paciencia, las herramientas adecuadas y su apoyo constante, su hija puede aprender a manejarlo todo. Es capaz. Sólo necesita crear sistemas que funcionen para su cerebro.
-Conferencia de padres y profesores
