Para muchos alumnos, el jardín de infancia es su primera experiencia en un aula, y en Red Hawk Elementary, Susan Denton, Jen García y Deirdre Nagle se aseguran de que sea una experiencia inolvidable. Con una combinación de experiencia, colaboración y dedicación, este equipo convierte el primer año de colegio en la base para el éxito a lo largo de toda la vida.
Denton, García y Nagle aportan años de experiencia y un compromiso compartido con el crecimiento de sus alumnos. La colaboración es la base de su enseñanza. El equipo se reúne semanalmente para planificar las clases, debatir estrategias y apoyarse mutuamente en sus esfuerzos. «Entre los tres, tenemos mucho conocimiento que compartir», afirma Denton. «Nuestra experiencia combinada nos permite abordar los retos de forma eficaz y garantizar que satisfacemos las necesidades de cada alumno».
Una de sus fortalezas es crear experiencias de aprendizaje atractivas y basadas en el juego. «Valoramos el juego porque los estudiantes pueden aprender mucho a través de él», dijo García. Una tradición favorita es el «Día del Juego», que se celebra por la tarde en los días de inicio tardío. Cada aula de jardín de infancia se transforma en un entorno temático diferente, que ofrece actividades como juegos dramáticos, exploración sensorial, proyectos de construcción y juegos en grupo. Estas experiencias ayudan a despertar la creatividad y fomentan el desarrollo socioemocional. «Es una forma estupenda de trabajar los aspectos socioemocionales de la escuela y el aprendizaje», afirma Nagle. «Hemos descubierto que refuerza nuestras relaciones con los alumnos y les brinda la oportunidad de entablar diferentes amistades».

El equipo también adopta un enfoque reflexivo para equilibrar el aprendizaje académico con el socioemocional. Guían a los alumnos para que dominen las habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas, al tiempo que les ayudan a gestionar las amistades, las emociones y la resolución de problemas. «Nos tomamos muy en serio la formación académica y trabajamos sin descanso para asegurarnos de que nuestros alumnos progresan», afirma García. «Pero también somos conscientes de que solo tienen cinco y seis años, por lo que es importante permitirles ser niños mientras les enseñamos a cuidar de sí mismos y de los demás».
Su dedicación va más allá del aula. El equipo colabora estrechamente con el personal de apoyo durante las sesiones de la comunidad de aprendizaje profesional, revisando datos y planificando intervenciones que se adaptan a las necesidades individuales de los alumnos. «Trabajamos juntos no solo por nuestras propias aulas, sino por todos nuestros alumnos», afirma Nagle. «Esa responsabilidad compartida nos hace más fuertes como equipo».
La confianza y el apoyo mutuo son la base de su colaboración. Ya sea para intercambiar ideas sobre las clases, compartir recursos o ayudarse mutuamente, Denton, García y Nagle confían en su experiencia compartida para crear un entorno de aprendizaje positivo y eficaz. «Confiamos los unos en los otros para tomar las mejores decisiones para nuestros alumnos», afirma Denton. «Esa confianza nos permite trabajar de forma eficaz y centrarnos en lo que más importa: nuestros alumnos».
Gracias a su colaboración, su enseñanza innovadora y su inquebrantable dedicación, Nagle, Denton y García han creado un programa de educación infantil que es a la vez enriquecedor y académicamente riguroso. Su trabajo garantiza que los alumnos salgan de sus aulas preparados para el siguiente curso y dotados de la confianza y las habilidades que necesitan para prosperar en los años venideros.
